martes, 25 de octubre de 2011

Swanee River

Bueno, dejo aquí algo que acabo de escribir. Gracias a esa musa que me ha inspirado como hacía muchos años que ya no me pasaba.


Aún recuerdo cuando andaba por las angostas y vacías calles acompañado por nada más que el silencio y los recuerdos.
Aún recuerdo que no quería recordar mi anterior vida.
Las farolas iluminando los viejos y desgastados adoquines no hacían más que recalcar ese aspecto de otra época que respiraba aquel lugar.
Pero no fue hasta que te vi que pude retroceder cincuenta años, codearme con los grandes y los pequeños, gabardina y sombrero, bufanda al cuello y oler el pasado.
No fue hasta que te vi que supe que eras mi Swanee River. No fue hasta que te vi que supe que eras la única capaz de hacer que el ritmo de mi vida cambiase drásticamente a momentos.

Tú eras la única que hacías vibrar cada fibra, la única capaz de sacar la melodía, el blues, el jazz, el soul. Y, al instante siguiente, con una mirada, con una sonrisa, con un atisbo de tu picardía y sensualidad, cambiarme al rock, al punk. Un suspiro, una palabra, una risa grácil y liviana y me transportabas a los mundos del indie y del folk.
Las musas te envidiaban porque tú eras la música en si misma. Tú eras la guitarra, el piano y el bajo. Tú eras la voz principal y la acompañante. Tú eras el ritmo y la música. Sólo tú.

Fuiste la única capaz de hacer volver a la caprichosa inspiración de su recóndito escondite. Fuiste la única capaz de doblegar lo indoblegable y domar lo indomable.
Contigo el blanco se volvía negro para luego estallar en mil colores. Tú conseguías hacerme sentir especial, hacerme escribir, bailar y cantar.

El tiempo te respetaba y te permitía jugar con él a tu antojo. Lento y rápido, ayer y mañana, un chasquido de tus dedos, un beso al aire, dos coqueteos y tenías la fórmula para hacer del mundo un sitio mágico.
Nunca entendí porqué te mantenías alejada. Quizás fuese el miedo a perderte a ti misma. Quizás fueses demasiado libre para estar encerrada. Siempre quise estar a tu lado, un compañero de baile, un compañero de pluma y pincel.
No te culpes por ser culpable, era inevitable. Eres inevitable, me cautivaste con tu primera sonrisa. Me conquistaste con tu primera mirada. Y me atrapaste por siempre con el primer sonido de tu risa.

No me preocupé por saber del destino, ni el más caprichoso dios podría dominarme o controlarme. Yo ya era tuyo antes de saber de ti, yo ya era tuyo antes siquiera de saber de mí. Haz lo que quieras, sólo tú sabes que teclas tocar, sólo tú sabes como hacerme vibrar y brillar. Sólo tú sabes hacerme sentir especial. Así que, ¿querrás ser mi Swanee River esta noche? Mañana ya tendremos tiempo de pensar que hacer o ser, porque, ¿qué prisa tenemos? Eres música, eres inspiración, eres literatura, filosofía y ciencia, eres eterna.

4 comentarios:

  1. Gracias princesa :) Y gracias por las dos correcciones :)

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  2. ¿Qué decirte, pingüinito? Eres encantador.
    Tiene muy buen ritmo y una poesía interna preciosa

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  3. Genial, simplemente genial. Preeeeeecioso.
    Creo que... sí, ¡voy a volverlo a leer!

    Tú sí que no dejes de escribir, sacrilegio caballero :)

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