ESPIRALES EN EL TIEMPO
Tic...Tac........Tic..............Tac
Como un reloj que se
queda sin pila, veía como la luz de sus ojos se desvanecía. Como un
reloj cuyas manillas se van deteniendo, veía como la fuerza de tus
brazos ya no podía arroparme. Como un reloj cuyos engranajes han
sucumbido ante el tiempo, veía como tu sonrisa sucumbía también.
Nunca pensé que el
tiempo sería un compañero tan cruel. Nunca creí que tú, la fuerza
que me había levantado tantas veces al caer, pudiese, algún día,
perder ante él.
Me da miedo mirar atrás
y pensar que aquellos tiempos un día, no volverán. Me da miedo
mirar atrás y pensar que todos aquellos recuerdos un día, se
perderán. Me da miedo pensar que, un día, tu ya no estarás.
Hay tantas cosas por
decir y queda tan poca arena en el reloj. Nunca te dije lo que
significabas para mí. Nunca te dije las cosas que lamentaba no haber
hecho.
Tu, sangre de mi
sangre, vida de mi vida, ancestro. Tu, amigo, padre, hermano, pero
sobretodo, tú, abuelo. El sabio, aquel que cuando me equivoco cura
mi error con una sonrisa. El pícaro, aquel que siempre me quita el
último mordisco. El benevolente, aquel que cuando todos me dan la
espalda me ofrece sus brazos cargados de perdón. Pero sobretodo, el
verdadero, el real, aquel que día tras día demuestra ser el más
fiel compañero de batallas, un narrador de historias, una fuente de
saber.
No soporto pensar que
tu reloj, como todos los que has cuidado, reparado y montado, tendrá
que ver como sus agujas pierden su vida. No soporto pensar que ya no
se le podrá dar más cuerda.
Miro al cielo buscando
una respuesta. Miro al mar suplicándole una solución. Miro a la
tierra, a los árboles, a los animales, a las estrellas, a la luna y
al sol ansiando desesperada encontrar un final que sea un comienzo.
Maldigo a la energía.
Maldigo al bien y al mal. Maldigo a la vida y a la muerte, al sonido
y al silencio, pero, a quien más maldigo es a mí.
Me maldigo por no haber
heredado toda tu fuerza. Me maldigo por no haber heredado toda tu
bondad. Me maldigo por no haber heredado toda tu templanza. Me
maldigo por el miedo a no saber si soy lo que quisiste que fuese.
Clamo a los dioses de
todas las religiones habidas y por haber que si de verdad están ahí,
se muestren y tomen tu sitio. Cobardes, desgraciados, mentirosos.
Callan como el cobarde que lanza la piedra y esconde la mano...pero
tengo que rendirme ante la impotencia. Todo reloj se queda sin arena.
Toda manecilla se queda sin cuerda que la ayude a moverse. Todo ojo
termina perdiendo su luz.
Y cuando las lágrimas
empiezan a desbordar mis ojos, a quemar mi rostro. Cuando la sangre
hace arder de pena y angustia mi corazón, un débil ruido retumba en
cada fibra de mi ser.
Tic............Tac.......Tic....Tac...Tic...Tac
Y te siento, no ante
mí, no sobre mí, sino dentro de mí. Tu fuego mueve las calderas de
mi cuerpo. Tu luz ilumina los espejos de mi alma. Tu reloj vivirá en
mí hasta el fin de mi tiempo, hasta el fin de los tiempos.